Queridos amigos y amigas,
Hoy quiero compartirles una historia sobre mi nombre, o más bien, mi segundo nombre, mi nombre secreto hasta ahora. ¿Por qué secreto? Para que entiendan mejor de qué se trata, retrocedamos más de 50 años, hasta 1972. En aquel año, yo estaba por nacer, y mi papá leía un libro llamado Mandala, de José Argüelles. En sus páginas, encontró algo que lo inspiró tanto que decidió darme un nombre único: sunseed en inglés, o semilla del sol en español.
De niño, como muchos, quería ser como los demás. Cualquier cosa que me hiciera diferente era algo que trataba de ocultar, como si fuera una enfermedad. En mi caso, esa "cosa" fue mi segundo nombre. Mis compañeros se burlaban de mí por tener un nombre tan peculiar, y eso me causó mucha vergüenza. Tanto, que nunca estaba dispuesto a revelarlo, ni siquiera a mis mejores amigos. Imagínate.
Con el tiempo, muchas cosas cambian. Aprendemos que aquello que nos hace diferentes no es algo que debamos evitar, sino todo lo contrario. Son esas peculiaridades las que nos hacen únicos e interesantes como individuos. Esto es algo que me ha tomado gran parte de mi vida aprender y aceptar.
Ayer hablé con mi papá por teléfono, y por fin me explicó dónde encontró ese nombre: sunseed. Aquí está el extracto del libro Mandala de Argüelles que lo inspiró:
"El centro es simbólico del potencial eterno. Desde la misma fuente inagotable, todas las semillas crecen y se desarrollan, todas las células realizan su función; incluso hasta el átomo, no hay ninguno sin su núcleo, su semilla solar alrededor de la cual giran sus partículas componentes. Como en el átomo, así en las estrellas: el pensamiento moderno solo confirma el antiguo adagio hermético: 'Como es arriba, es abajo'".
Wow, nunca supe que una idea así inspiró a mi papá a darme este nombre hace más de 50 años. Hoy, esas palabras también me inspiran a mí. Este libro, y su autor también, me parecen sumamente interesantes, y en las próximas entradas me dedicaré a explorarlos más a fondo. ¿Me acompañan?